Establecemos este diagnóstico, acuñado recientemente, a una de las patologías más habituales que podemos valorar en una Unidad de Vértigo y Equilibrio.
Dicha patología hace referencia a un mareo persistente, en el contexto de una patología funcional, hasta no hace mucho tiempo incluida en el grupo de los vértigos psicógenos.
El paciente refiere una sensación casi continua de mareo o inestabilidad, de meses de duración, frecuentemente asociada a un episodio previo de vértigo posicional paroxístico benigno o neuritis vestibular y que empeora claramente con los movimientos (sobre todo en movimientos rápidos) y ante la exposición a estímulos luminosos. Es característica la historia de empeoramiento de la sensación de mareo ante la exposición a pantallas de ordenador, televisión o luces de neones y se suele intensificar en grandes centros comerciales, asociada generalmente a un componente de agorafobia.
Aunque no se conoce la causa exacta de este síndrome su etiopatogenia viene determinada por una dificultad para la adaptación del sistema vestibular ante los distintos escenarios que se le ofrecen al paciente en la vida cotidiana, por lo que a menudo genera mecanismos de fobia asociados y el paciente termina por generar conductas de evitación, con lo que se reduce sustancialmente su vida social y laboral.
Es una patología más frecuente en mujeres, aunque en absoluto exclusiva del sexo femenino, siendo más frecuente en aquellos pacientes con historia previa de ansiedad y en personalidades muy autoexigentes y minuciosas que empeoran el componente fóbico asociado al síndrome.
En cuanto al tratamiento se debe indicar tratamiento farmacológico si el paciente lo precisa dirigido a mejorar la sensación de mareo/nauseosa continua.
Ocasionalmente se puede indicar tratamiento psicológico o con fármacos tipo venlafaxina que ayudará a controlar el estado de fobia y ansiedad asociado.
El punto más importante del tratamiento radica en la Rehabilitación Vestibular, con ejercicios programados para conseguir enfocar actividades cada vez más comprometidas de una forma dirigida, consiguiendo así ganar estabilidad emocional y ayudando al paciente a exponerse a situaciones cada vez más complejas de su vida diaria.